En la clase de hace unos días habalmos de realizar un cojín con el que nos sintiésemos identificados y, por lo tanto, pueda ser un trocito de cada uno de nosotros.
Yo hice una carita sonriente en mi cojín con botones y cuerdas, sobre un fondo rojo.
No sabía bien que realizar en el cojín, pero pronto supe que hacer.
Al acabarlo, me recordó bastante a la mascota "Naranjito", por lo que lo titulé así.
Una gran utilidad del cojín para esta clase es la de sentarnos encima para estar más cómodos, pero también puede utilizarse de respaldo para favorecer una correcta postura de la espalda y que no tengamos dolores cuando seamos más mayores.
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